jueves, 30 de septiembre de 2010

Hoy, Bipolar-up

No sé si te estás dando cuenta
No sé si te percataste
No sé si te pusiste a analizar

La gente se está muriendo. Todos los días.
Y yo no sé cuánto tiempo me queda. Me, te, nos, les.
No lo sé realmente.

Está bueno cada tanto jugar a "Cómo quedarían las cosas si me muero el minuto que viene?": preguntarse en un segundo desde cosas importantes como qué fue lo último que les dije a las personas que quiero, hasta cosas bien frívolas como cuál fue la última frase que subí al facebook. Y de ahí sacar conclusiones:
Si me muero el minuto que viene, ¿Dejé todo como me gustaría dejarlo? Es muy cachetada seca este ejercicio, porque nos enfrenta a la idea que menos le gusta al ser humano: no somos irrompibles, no somos inmortales. Pero me hace bien porque me saca de la novela y le tapa la boca a esa parte de mí que adora hacerse la víctima.

Basta de hacerse problemas por pelotudeces. Tengo tantas razones para estar agradecido, que debería darme verguenza. Ya con respirar. Dejémonos de joder un poco.

Sé bien que lo que estoy diciendo no es nada nuevo. Idea más cursi, gastada y quemada que el "vivir la vida" no hay. Pero el núcleo de la idea es súper válido. No quiero en el futuro mirar para atrás y decir "qué nabo que fui sufriendo por boludeces". Dejémonos de joder.



Libros y frascos
¿Qué más podemos pedir?

lunes, 20 de septiembre de 2010

Matemática pura o Con suspirar no cambia nada

Momentos Compartidos + Cosas en común + Datos Curiosos + Peleas + Veces que te hice enojar + Abrazos random + Canciones + Idas a las respectivas casas + Miradas cómplices + Risas + Bromas infantiles en doble sentido + Flynn-paff de uva + Consejos de mate + Llamados telefónicos + Las iniciales de la patente + Mil cosas más que no tengo tiempo de enumerar porque hoy hay parcial =
Microuniverso

En síntesis, está todo más o menos calculado 
para que no te olvides de mí.
Existen ciertos ingredientes claves para hacer una historia épica. Y los tuvimos todos. Incluso los que terminan por extinguir a la propia historia con el fin de que quede agridulcemente grabada para siempre.

martes, 14 de septiembre de 2010

Welcome to suburbia

Quisiste poner un tiburón en la pileta. Te dije que no era una idea conveniente pero insististe. Y ahora cada vez que salgo al patio tengo que ver una aleta inquisidora que se mueve de un lado a otro. Swimming days are over.

Propusiste sembrar todos los alrededores de la casa con hiedra venenosa diciendo que iba a ser un lindo detalle, y si bien te advertí que el nombre de la planta no venía de arriba, no me escuchaste. Ahora está en nuestras paredes de afuera, y todas las mañanas cuando salgo a trabajar tengo que cruzar la puerta de costado para que no me toquen las hojas, porque termino hecho una roncha viva como el mes pasado. ¿Te acordás del mes pasado? Seguro que no.

Un verano te pintó el aburrimiento y quisiste organizar una reunión tipo cóctel. Pero como no tenés amigos (ya no te quedan) decidiste desenterrar a cuatro del cementerio de acá a la vuelta, vestirlos con ropa de gala, sentarlos alrededor de la mesa del comedor, y charlarles. No me imagino muchos temas de conversación con un muerto, pero te escuché reír y preguntar y contestar y acotar por horas. "La pasamos lindo. Nos pusimos al día" me dijiste.

Podría nombrar muchos acontecimientos más de nuestra vida cotidiana, pero creo que el panorama general ya se entiende. 

Hoy, mi paciencia ya no es la de antes, la de cuando nos casamos, y no puedo permitir ni una más de tus ocurrencias.

Por eso hoy -con guantes- puse una cantidad considerable de hojas de hiedra venenosa en la procesadora, colé el líquido casi transparente que quedó, y lo mezclé con el jugo de naranja.

Estoy llevándote el desayuno a la cama.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Te persigue el Alzhi

  Espero que no falte demasiado para ese día en el que no sienta el dolor de ocho bates de titanio cada vez que hablás. Que se terminen esos sueños/pesadillas en donde me presentás a un novio equis -que en el sueño es idéntico a mí, pero con otro nombre, que nunca recuerdo-.

Aguardo con ansias ese día. Cuando al fin voy a poder sacar de esa caja fuerte mental que me hice todas las canciones, películas, comidas, expresiones, colectivos, y las cosas del universo que una vez me gustaron, pero que como resulta que a vos también te gustaban, las anulé para no acordarme de vos. Mejor dicho, para acordarme menos de vos. Decir "no acordarme" sería incorrecto porque sos un elemento continuo en mi cabeza.

  Pero lamentablamente a menos que algo empiece a fallar en este cerebro, una fallita boluda -tipo Alzheimer, ponele- me temo que ese día no va a llegar nunca.  Pero yo no quiero tener Alzheimer, yo quiero estar perfecto. No puede ser que alguien como yo esté siquiera considerando la posibilidad de desear que le falle la memoria. Si vos no valés la pena. Pfff.