jueves, 5 de febrero de 2009

Verdemar o El rayo



VERDEMAR o EL RAYO
José Manuel Sontoya

La localidad de Verdemar, situada al Sudeste de la provincia de Polskin en Runkeyha, cuenta con un amplio paisaje costero donde convergen playas rocosas de arenas grisáceas y aguas de un color verde azulado muy característico –como el nombre del pueblo sugiere-.
Llegando al final de las playas, al comenzar la zona de acantilados, se encuentra una de las principales atracciones turísticas del lugar: el Faro de las ánimas, espectacular construcción antigua inmersa en un halo de supersticiones que no se han podido comprobar del todo.
Bordeando la costa de Verdemar se encuentra el Frondoso Verdebosque, famoso por sus leyendas de duendes, almas en pena, tumbas ocultas, misas negras y piratas fugitivos, entre otras cosas.
Los 1.055 verdemarenses que viven en la ciudad durante todo el año son gente altamente peculiar, siempre atenta a las necesidades de los turistas, y con una sonrisa constante en el rostro. Lo que pocos saben es que tras esas caras sonrientes se esconden las cicatrices de un pueblo marcado por el espanto y la catástrofe.
Verdemar experimentó la tragedia que lo hizo famoso una tarde gris de enero de 1988, cuando 132 personas fueron electrocutadas en el acto por un rayo que cayó en la orilla de la playa conocida como “Bahía de las tormentas”. Este número no es del todo exacto, porque si bien la mayoría de los cadáveres sólo presentaban un leve tostado, algunos restos se confundieron con la arena de la playa o se volaron con el viento al ser pequeños montículos de cenizas.
El rayo no sólo alcanzó a los veraneantes que estaban dentro del agua, sino también a los que se encontraban sentados en rocas cercanas. Una catástrofe sin precedentes en el país.
Al ser Verdemar un lugar tan pequeño, sus servicios fúnebres eran muy rudimentarios y no estaban preparados para un velorio múltiple de tal magnitud. Por eso, ante el rápido deterioro de los cuerpos con el correr de los días, la práctica solución de los verdemarenses fue utilizarlos como carnada en la tradicional actividad pesquera de la zona. Fue la temporada de pesca más exitosa en el país desde 1933.
Cuatro meses más tarde, las autoridades pertenecientes a la SVMVR (Secretaría Verdemarense por la Memoria de las Víctimas del Rayo) tuvieron la idea de erigir un monumento In Memoriam, justo en el lugar del terrible hecho, dos metros dentro del mar.
El monumento consistía en una estructura de acero en forma de rayo gigante, que contenía los 132 nombres de las víctimas y un “etcétera” en caso de que, debido al amontonamiento de las cenizas, el número fuese incorrecto.
Sucede que la tragedia tuvo su secuela tres años después, y esta vez con un rayo más potente.
Este segundo rayo, al parecer, fue atraído por el monumento homenaje a las víctimas del primer rayo.