martes, 27 de noviembre de 2012

Los mantras no sirven para nada

"Por momentos nos imagino en 10 años together y makes total sense, y después no sé si llegamos a las fiestas"

Como buen naïf, uno espera que una vez que conozca a quien parece ser el amor de su vida, el resto se irá acomodando por su propio peso, como si en ese momento la vida desenterrase rieles ocultos, hilos silenciosos, o tal vez tácitos mantras que vayan llevándolo a uno y a las partes involucradas hacia un círculo virtuoso donde sólo haga falta cultivar día a día "esto tan lindo que nos está pasando", para lograr una relación con todas las letras.

Pero resulta que no, porque donde sólo parecía haber terreno fértil para #LaPalabraConA, empiezan a crecer problemas. Uno tras otro. Como si la tierra estuviese maldita.

Entonces, uno ve que no alcanza con estar loco por el otro, y que el otro esté también loco por uno (siendo ya esta correspondencia muy difícil de conseguir), sino que ahora es necesario plantearse cosas que uno nunca se hubiera planteado antes, o repensar planes futuros que uno tenía ya muy diagramados, o tomar decisiones que pueden cambiar la vida de terceros. Terceros a los que uno quiere mucho. Terceros que son su familia.

A los rieles hay que forjarlos, los hilos no se guían solos, y los mantras... los mantras no sirven para nada.