domingo, 6 de octubre de 2013

Ermitaño, insensible e intolerante

Logré cosas copadas en este último tiempo de mi vida. Bastante copadas.

Me recibí con diploma de honor.

Me puse de novio.

Entré a trabajar en uno de los lugares más grosos de mi disciplina.

No me falta nada material.

Empecé el gimnasio. Esta semana fui cuatro veces, me zarpé.

Fortalecí lazos con mis verdaderos amigos.

Estoy madurando, con todo lo que eso implica.

Estoy superando miedos que tuve desde siempre.

Entonces... ¿por qué me siento tan vacío? ¿por qué nada de esto se siente bien?

¿Por qué cada tanto me surgen unas ganas increíblemente fuertes de irme a vivir al medio del bosque o a una isla desierta, lejos de órdenes sociales y de todo rastro de humanidad? ¿por qué odio tanto a la gente, a la sociedad en general?

¿Y en qué momento me convertí en este autómata soso y apagado?

¿Por qué siento que, muy despacio, me estoy volviendo loco?

Muchas preguntas ásperas para un domingo.